Prensa
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Enero 27 de 2020
El año empezó con una mala noticia para la salud de una de mis mejores amigas, Camila, mi hermana del alma. Tomé un avión para ir a acompañarla a pasar ese puente que le tendió la vida. Lo que no sabía es que era ella quien me iba a ayudar a encontrar una magia que hacía falta en mi vida: la magia de hacer lo que a uno le gusta.
Después de varios días de cocinar comida saludable siguiendo las recetas de María Villegas y de entrar y salir de su despensa, le propuse que organizamos este espacio de su casa para dejarla “como de revista”. Entonces compramos todo lo necesario y empezamos la tarea. Fueron días que nos distrajeron del miedo y el dolor que produce la enfermedad, no solo a quienes la padecen sino también a los seres queridos que los rodeamos.
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Estábamos tan felices con nuestro “plan” que decidimos ponerle un nombre: THE PANTRY GENIE, y publicar unas fotos en Instagram con la ayuda de su hijastra –millennial, por supuesto–. Durante los siguientes días Cami entró a su despensa llena de dolor por la cirugía pero siempre sonreía al ver su comida, vegetariana y saludable, organizada y lista para inspirarla a sanar. ¿Qué mayor satisfacción que darle esa alegría a alguien que uno quiere tanto?
Han pasado ya varios años desde que empecé con esta pasión. Sí, se me hace agua la boca cuando alguien me pide que ordene algo. He tenido la oportunidad de organizar casas en Estados Unidos, en España, en Suiza, en Barranquilla, en Bucaramanga, en Bogotá… y de participar junto a grandes arquitectos en el diseño de closets, despensas y cocinas. En este tiempo he aprendido mucho de esas experiencias, he leído más y me certifiqué como Organizadora Profesional (NAPO) en Estados Unidos. Eso no quiere decir que me las sé todas, pero trato de aprender y de probar cosas para poder dar mis mejores recomendaciones.
No creo que sea muy pronto para decir que nuestra alma siente cuando algo lo llena a uno profesionalmente, y esta es la primera vez que lo siento en mi vida. Este cambio llegó a mi vida a mis cuarentas, pero aprendí que nunca, nunca, es tarde para reinventarse. Solo hay que tener los ojos y el alma abiertos, porque aun cuando pensé que yo estaba ayudando a mi amiga a pasar una dificultad, hoy veo que fue ella quien me ayudó a definir lo que quiero hacer el resto de mi vida, que me llena de alegría y que me había costado mucho trabajo encontrar. Y por eso estaré eternamente agradecida: Cami, desde el cielo sé que sonríes cada vez que la magia de The Pantry Genie se extiende.
Ahora ya sabes lo cercano a mi corazón que es mi trabajo, y por eso cada cosa la hago poniendo el alma.